martes, 14 de agosto de 2012

A CONTRALUZ









No existen preferidos


Más al de los rgenes
Ni tienen derecho
Los que miran
A dudar del sueño.


Es certeza reunida
La que sobra
Cuando se ha iniciado
La partida.











Tirabuzones de aves
Cielo planchado
Y en la punta de la lengua Los helados amores Del Verano.






Tantos han sido los besos y tantos los adioses
que sólo los niños recuerdan el futuro como si fuese ayer.
La mujer deletrea los nombres mientras
entre todos
encarnamos los sueños.




Mer, besos sin manos
La luz fumbula Hace del día un alambre Entre tu corazón y el alba Camino
Como un perro
Sobre este Mar de Asombro






Mensajes en los días aciagos cuando los amigos del alma, la luna de sus derrotas se enamoró
hacia el oeste arden los huesos de los días pero a mis espaldas
la luz de vuestro hogar
me acuna.





Mi alma jamás alcanzará la locuacidad de las ramas es tan suave alcanzar el grado brutal
del silencio
que la palabra administra todo lo inútil de los días.







Cracatea el alma
Ante las fauces de espuma Inofensiva la mar Todos los sueños Carne de mi carne
Como una pluma el cielo Como una pluma el bosque Y el sol cayendo
Como hierro dulce
Y mi corazón helado
Como este mar sin sueño.













Un arco voltaico



De raíces relucientes
Se apropia
De las máscaras
Abandonadas de los ángeles.





En esta página del cuaderno



La silueta
De tu ternura maltratada
En tinta azul.







 
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