miércoles, 14 de agosto de 2013

Frente al mar azul de Valdoviño,las ensoñaciones de Victor

Hay un niño
al fondo del Olvido
que tiene tu nombre
Eternamente juegado con un caballo
que pasta sueños



los sueños tienen la naturaleza de la muerte: Son eternos


 las mas hermosas derrotas
son aquellas 
en las que la isla del tesoro
eres tú
y como diosas ateas
cedemos las orillas
a todos los naufragios

LA EDUCACIÓN SENTIMENTAL

lunes, 5 de agosto de 2013

Novás sus reales (y sus imaginarias), por José Torregrosa

VÍCTOR, artigo de José Torregrosa.
Del 17 al 31 de julio planta Víctor Gª. Novás sus reales (y sus imaginarias) en la Casa de la Cultura de Valdoviño, con una exposición de óleos y acrílicos. Yo que yo, no me la perdería, forastero. En este “brave new world”, uno  no sabe dónde poner los ojos que no sea  recuerdo de  un churrigueresco  s.  XXI, su pesimismo (horizontes muertos soñados por el Bosco, delicioso jardinero de mandrágoras), y, enfrente, según se sube hacia la izquierda, la rebeldía de bien, que se niega seguir lamentándose, inútil, sobre sobre muros de atropello e indecencia.
Dirigir la vista hacia la obra de Víctor –esos rojos tan suyos, convertidos en pasión y llamarada, mitad sangre, mitad vino generoso a consagrase en canto colectivo–, podrá ayudar a situarnos en esta sociedad y sus misterios: el cómo puede ser haber llegado a esto, lo que hacer para salir del laberinto y, aún más allá, comprobar que, desde que el hombre dibujaba bisontes en la cueva, la pintura y la magia se  confunden en busca de Belleza; mientras ésta perdure, no podrán desahuciarnos de esperanza.
Doy fe del trabajo esforzado del artista (además, amigo y compañero). La inspiración, el chispazo, el calentón creativo… Eso, casi, se encuentra al alcance de cualquiera: Mnemósine es una musa que se acuesta con el más pintado; pero no basta fijar la realidad a base de formas y colores, por hacer perdurar su memoria en nosotros; estamos hablando de la búsqueda del Arte, su procura incesante –Sísifo y Prometeo–, a veces, casi a ciegas; el tormento creativo y el éxtasis ante la obra culminada.
Lo mejor de Víctor reside en ser muy Víctor y desde muy adentro. Cualquier obra suya –sea cual sea el camino transitado: paisajes urbanos, maternidades, viajes a universos surrealistas y/o al mundo en que vivimos y luchamos…– o la técnica empleada en su investigación estética, resulta atribuible a su talento. Uno se siente mejor y más fuerte, después de haberla visto, ya convertida en parte de nosotros.
Víctor Gª. Novás, frente al mar azul de Valdoviño, capitán, navega, a toda vela, rumbo a Ítaca. Gracias por tu mirada.

 
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